Atlas Productivo de la Quinua Real’, pilar para políticas en 11 municipios
Fuente:
La Razon (10/06/2012)
El
documento elaborado por el Programa Compasur y la Fundación Fautapo
ofrece información técnica a través de mapas satelitales, reseñas
y notas estadísticas sobre las características del altiplano sur.
Mapa.
Contiene el número de productores por comunidad en el
altiplano sur. Foto: Fautapo
¿Quiere
saber cuántas parcelas con cultivos de quinua real hay? ¿Cuántas
comunidades se dedican a esta actividad y cuáles son sus
características sociales y económicas? ¿Sabe que en Uyuni hay 85
tractores y 300 en municipios orureños?
Esos
datos se pueden hallar en el Atlas Productivo de la Quinua Real. El
documento ofrece información técnica a través de mapas
satelitales, reseñas y notas estadísticas que permiten visualizar
las características del altiplano sur de Bolivia, en 11 municipios
donde se cultiva la quinua real, única en el planeta, contó el
responsable de Promoción de Compasur y Fautapo, Rafael Revilla
Osorio.
En
el departamento de Potosí están los municipios de Uyuni, Colcha K,
San Pedro de Quemes, Llica, San Agustín y Tomave, que rodean al
Salar de Uyuni. Y en Oruro están Salinas de Garci Mendoza, Pampa
Aullagas, Quillacas, Santiago de Huari y Challapata, ubicados entre
los salares de Coipasa (norte) y Uyuni (sur).
Los
mapas cuentan con información demográfica, biofísica,
socioeconómica, geográfica, productiva y atractivos turísticos de
la zona, entre los salares citados, donde se cultiva la quinua real,
el grano de oro andino con extraordinarias cualidades nutritivas.
Cabe señalar que se cultiva quinua dulce en otras regiones
altiplánicas bolivianas y en países como Perú, Argentina, Japón,
Estados Unidos y otros.
El
levantamiento de la información primaria fue realizado por técnicos
de CompaSur (Complejo Productivo Altiplano Sur) y Fundación Fautapo.
Se complementó con datos del Senamhi (Servicio Nacional de
Meteorología Hidrología), el INE (Instituto Nacional de
Estadística) y el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.
“Es
un 90% de trabajo de campo y 10% es la recopilación de información
secundaria. Estuvimos casi dos años y medio haciendo el trabajo.
Llegamos
a movilizar más de 120 personas entre nuestros técnicos y los
municipales. Hemos capacitado a líderes de las comunidades que nos
han ayudado a levantar la información referencial a partir de los
GPS”, detalló el Coordinador Regional Oruro de la Fundación
Fautapo, David Soraide Lozano. Según explicó, las capacitaciones
fueron importantes para promover la participación de la población
durante el relevamiento de datos de sus propios cultivos y sus
comunidades. Se examinaron las condiciones productivas referidas al
destino de la producción por comunidad, el número de tractores por
municipio, las parcelas con semillas certificadas y otras
características”.
El
Programa Compasur es financiado por la Embajada Real de los Países
Bajos. En 2011, el apalancamiento de recursos municipales y de los
productores a través de los Fondos de Fomento a la Sostenibilidad
llegaron a un total de $us 1.294.338.
Los
gobiernos municipales aportaron con $us 409.477, los productores con
$us 168.564 y Compasur-Fautapo sumó otros $us 714.286. El año
pasado invirtieron en 128 proyectos que forman parte de 354 que se
realizaron desde 2009.
Trazabilidad.
“Con la información del Atlas ya no se podrá especular y se
implementará un sistema de trazabilidad”, aseguró David Soraide.
“Desde
que el programa inició en 2005 se especulaba sobre la información
sobre las zonas productoras. Ahora se generó información que sirva
como base para elaborar otros proyectos”.
Según
el Comité de Seguridad Alimentaria de AECOC, “se entiende
trazabilidad como el conjunto de aquellos procedimientos
preestablecidos y autosuficientes que permiten conocer la historia,
la ubicación y la trayectoria de un producto o lote de productos a
lo largo de la cadena de suministros en un momento dado, a través de
unas herramientas determinadas”. Concepto básico para la
comercialización de todos los productos orgánicos en los mercados
internacionales.
Programas
y actividades que planifiquen las autoridades gubernamentales,
departamentales, locales y/o el sector privado para apoyar la
producción de la quinua real ya cuentan con información concreta,
enfatizó Soraide.
Un
ejemplo es el seguro agrícola. Ahora hay información de las
parcelas de producción, población productora, maquinaria que existe
en las zona, tipo de plantas cultivadas, humedad, rendimientos,
contenido de materia orgánica en la tierra, lugar de cultivo, tipo
de colindancia entre comunidades e incidencia del clima.
Se
puede verificar dónde está una parcela que “no se puede mover”
y sus características gracias a las imágenes satelitales y
coordenadas que se levantaron.
“Cualquier
institución puede seguir actualizando esta información”, conforme
a sus necesidades de información, precisó Soraide.
“El
Atlas es la base para poder hacer una planificación. Esta base de
datos no está suelta. Estamos trabajando con las organizaciones para
implementar un sistema de trazabilidad que nos va a permitir hacer el
seguimiento a todo el proceso productivo”, aseguró.
Las
empresas con las que trabajan ya tiene un sistema de control interno.
“Ellos hacen su control mediante sus técnicos, que hacen el
seguimiento a sus cultivos y captan información, y con nuestro
sistema de trazabilidad puede interactuar y actualizar esa
información”, detalló Soraide.
“¿Qué
pasa si encontramos agentes contaminantes en un lote? Podemos llegar
hasta el productor que lo entregó. Podemos identificar la parcela en
el sistema georreferencial y llegar al lugar”, explicó el técnico
en Sistemas de Información Geográfica, Zacarías Gutierrez Choque.
“Incluso
dependiendo el tipo de información que se vaya a recolectar podemos
indicar la fecha en que fue aplicado ese tratamiento, quién ha sido
el vendedor; es todo un sistema desde la siembra hasta el mercado”.
Las
entidades financieras que están otorgando créditos están muy
interesadas, aseguró Soraide. “Les ayuda bastante a tener más
claro a quién están financiando, donde está su parcela, qué es lo
que tiene. Es fundamental”.
Capacidades.
En 2005 había unas 35 mil hectáreas cultivadas de quinua. Hoy el
total es de 909.232,29 hectáreas aptas para cultivar quinua real de
forma planificada, ordenada y sin generar conflictos, como sucede en
la actualidad por efecto de altos precios internacionales.
Es
desordenada porque se está incursionando en áreas de descanso, de
ganadería que da abono, y eliminan la poca vegetación altiplánica
que cuida a los cultivos de los fuertes vientos. El efecto será un
bajo rendimiento de los cultivos y menos ingresos para los
productores, según advierten varias investigaciones nacionales sobre
la relación entre el medio ambiente y sostenibilidad del grano.
En
Challapata (Oruro) se van a rehabilitar parcelas de producción
ecológica, en base a un convenio con la FAO, anunció Soraide.
Los
cultivos en 2010 correspondían a 134.010 hectáreas. En relación a
2005, las zonas de cultivos casi se han cuadruplicado. “El
crecimiento en 20 años debe ser gradual. Puede haber un crecimiento
del 5% al 6% anual y estaríamos equilibrando el uso de la tierra”,
aseveró Soraide.
“No
tenemos una visión alarmista porque si fuera la mitad (del total de
hectáreas aptas para el cultivo de quinua real), ahí si nos
asustaríamos. Tenemos que cuidar esto como país productor de quinua
real”, aseguró.
“Todavía
hay un 45% con cobertura vegetal que está habilitada para seguir
creciendo. Pero no queremos que en 20 años quede en 20%”, aclaró
el especialista.
Otro
elemento que hay que cuidar es el uso de maquinaria. “El mayor
porcentaje de planicie está en Oruro y en sus municipios estudiados
hay 300 tractores. En Potosí va bajando la cantidad, en Uyuni hay 85
tractores y en San Agustín hay 4 tractores”, precisó. El
problema es que usan arados circulares y no de cincel provocando
efectos de erosión del suelo y perdida de la vegetación.
“Lo
lógico es que en un tiempo va a bajar la producción”, advirtió.
Objetivos
programa compasur
Con
el programa buscan mejorar la calidad de vida de los productores y
productoras en el altiplano sur de Bolivia mediante la producción
sostenible de la Quinua Real Orgánica, considerando el enfoque de
complejo productivo, fomentando el consumo nacional y su posterior
exportación de productos con valor agregado.
Normas
comunales que regulen y organicen el acceso y uso de los recursos
disponibles (tierra, agua, vegetación, fauna, minerales) y aseguren
la sostenibilidad de sistemas de vida de la gente en su territorio.
Hay
tierra para cultivo orgánico
“Hay
mucha tierra (para cultivo orgánico de quinua real) pero lo que es
alarmante es que en cinco años ha subido de 4% a 15% las parcelas
cultivadas”, manifestó el Coordinador Regional Oruro de Fautapo,
David Soraide.
El
Programa Compasur con Fautapo y los municipios están fomentando la
producción intensiva y también el repoblamiento del ganado camélido
y la ejecución de proyectos de riego. Hay apoyo de fondos
municipales.
El
objetivo es cuidar eficientemente el uso actual de la tierra y
planificar la ampliación de la frontera agrícola para el cultivo
del grano de oro andino. “La quinua real es la única que hay en el
mundo, no hay en otra región, el origen es Bolivia y ya estamos
homologando con los países andinos” la Denominación de Origen.
Hasta en Perú reconocen que la quinua real es boliviana, sostuvo.
La
gente que habita en el altiplano sur de Bolivia “solamente vive de
la quinua”, reiteró Soraide. Aclaró que en el altiplano central,
la ganadería y la producción lechera es la principal fuente de
ingresos. “También tienen quinua, pero es la dulce que no es
requerida por el mercado internacional, es menuda”.
“Es
un producto emblemático de Bolivia y necesita de una política bien
definida y ya contamos con datos”, dijo.
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