miércoles, 23 de mayo de 2007

El Ambiente: Un Hecho Social

Desde el momento mismo en que el Hombre hace su aparición en el escenario de la Naturaleza, los fenómenos naturales y sociales comenzaron a conformar Espacios Geográficos, como la expresión última de los principios de interacción entre las sociedades y el medio, determinados históricamente por procesos locales o regionales, en razón de los requerimientos de cada Sociedad.

 

Pudiéramos decir que la razón primigenia de todas las expresiones de la presencia  humana se remiten al acto de producir, de tal manera que el complejo de  interrelaciones Hombre - Naturaleza podríamos expresarlo bajo la función  necesidad - recurso - impacto: f(p) = NRI.

Los elementos del medio natural, tanto en sus bondades como en sus  limitaciones; ya no son sólo la posibilidad de la vida, sino la base del hecho productivo y la consecuente modificación del territorio habitado, apropiado y  utilizado por el Hombre.

 

Paradójicamente, el Hombre como el eslabón final de la cadena biótica trasciende al hecho natural para imprimirle a sus actos un carácter productivo, definido por  sus necesidades de supervivencia, pero magnificado por el acto creativo de los instrumentos de trabajo para poder usufructuar su territorio patrimonial, en el marco de una diversidad extraordinaria de rituales mágicos que buscan retribuir a la naturaleza, la apropiación de ese patrimonio: vale decir, la tecnología y la ciencia.

 

Como quiera que los procesos evolutivos de las sociedades humanas remiten a  la reproducción ampliada de estos actos creativos, no ya bajo los imperativos de la naturaleza como el origen de todos sus universos, sino bajo las formas organizativas de los grupos humanos para definir los roles de sus miembros en el acto de producción y los derechos que esta participación otorga para ser beneficiarios de los productos obtenidos, bien podemos afirmar que bajo cualquier modalidad de uso del territorio subyace una intervención humana transformadora de la naturaleza, que no solamente responde a una cuestión ecológica, sino que implica relaciones sociopolíticas, socioeconómicas y geoestratégicas en la medida en que toman partido diversos agentes que justifican diferentes usos posibles para un mismo territorio, es decir que la

impronta humana, bajo cualquiera de sus manifestaciones, expresa el tránsito del hecho natural al hecho social.

 

Las Identidades Geográficas que se van generando por las actividades del hombre desde el momento mismo de su aparición en el escenario terrestre nos enfrenta entonces a un complejo sistema de interacciones donde actúan factores de muy diversa naturaleza: ecológico- ambientales, sociales, históricos, económicos, políticos y geopolíticos.

 

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