miércoles, 4 de julio de 2007

El Estado plurinacional requiere de un cuidadoso análisis



Si se desea mejorar el sistema de representación y fomentar una estructura nacional que impulse una interrelación equitativa entre las personas, la creación de un Estado igualitario e incluyente es imprescindible.



Han pasado más de diez meses desde la implementación de la Asamblea Constituyente, sin embargo aún no se perciben resultados. Y es que en la Asamblea se deben discutir problemas complejos, como el Estado plurinacional, la demanda de autonomías, el control social o el traslado de poderes, dificultades cuyo origen se remonta varios siglos atrás, inclusive antes de la conquista.

De todas maneras, si nuestra intención es alcanzar la concertación a través del diálogo, la Asamblea Constituyente es el espacio idóneo para discutir y resolver los problemas estructurales, así como la falta de representatividad que históricamente ha caracterizado a los diferentes gobiernos nacionales.

Entre los distintos temas que se deben incluir en el debate constituyente, el Estado plurinacional representa uno de los más complejos, pues se trata de un principio que apunta a la transformación de las actuales estructuras, instituciones y relaciones de la sociedad.

En el ensayo Acerca del Estado plurinacional, que se publicará en los próximos días, Fernando Mayorga sostiene que la noción de Estado plurinacional fue propuesta en primera instancia por la Asamblea Nacional de Organizaciones Indígenas, Originarias, Campesinas y de Colonizadores de Bolivia y, posteriormente, fue asumida parcialmente por el Movimiento al Socialismo. Desde entonces, adquirió centralidad al interior de la Asamblea.

La noción de Estado plurinacional, íntimamente ligada al concepto de interculturalidad, proviene de una reflexión sociológica impulsada principalmente desde los movimientos indígenas de Bolivia y Ecuador, que cuestiona la incapacidad representativa del Estado neocolonial, y a la vez busca desarrollar una interrelación equitativa entre pueblos, personas, conocimientos y prácticas culturales diferentes.

Para Mayorga, tal noción, que concibe a las comunidades o grupos étnicos como naciones originarias y pueblos indígenas, se ha desplazado del campo sociológico al diseño institucional, en tanto sostiene que “el Estado debe ser la expresión de la diversidad étnico-cultural de la sociedad”. Ambas propuestas, la del MAS y la de las Organizaciones Indígenas, coinciden en este punto, sin embargo, en cuanto a la forma de implementación, plantean algunas diferencias.

La propuesta del MAS, en relación al modelo de Estado, reconoce el “carácter unitario del territorio”, mientras plantea que la diversidad cultural de la sociedad debe plasmarse a través “del reconocimiento constitucional de nacionalidades indígenas y originarias”, a pesar de que la mayoría de las experiencias estatales de diseño institucional que vinculan democracia y pluralismo nacional “se relacionan con el federalismo”. Empero, agrega Mayorga, en el actual debate constituyente ninguna de las proposiciones considera la alternativa de un modelo federal.

Desde esta perspectiva, las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos son considerados “como colectividades diferenciadas de la ciudadanía en tanto cuerpo electoral”, y se les concede autonomía territorial, así como la potestad de definir su forma de gobierno. Sin embargo, Mayorga considera que, como la propuesta planteada por el MAS reconoce solamente tres niveles en la estructura territorial del Estado (nacional, meso o intermedio y local), la noción de Estado plurinacional es utilizada nominalmente, en tanto “que las nacionalidades no son entendidas como comunidades nacionales con atribuciones de autogobierno a partir de las cuales se reconfigure la división política-administrativa del país”.

Por su lado, las Organizaciones Indígenas perciben como finalidad última del Estado plurinacional la autodeterminación de sus “naciones”, con el propósito de “definir nuestras políticas comunitarias, sistemas sociales, económicos, políticos y jurídicos, y en ese marco reafirmar nuestras estructuras de gobierno, elección de autoridades y administración de justicia”. Y es justamente allí en donde reside la mayor diferencia entre ambas propuestas, ya que las autonomías indígenas son dotadas de principios y competencias para la gestión de sus recursos naturales.

En cualquier caso, el Estado plurinacional implica la modificación del sistema de representación política y de las características del proceso político decisional, en tanto demanda una representación directa de los pueblos y naciones indígenas y originarios según usos y costumbres.

Bajo esta perspectiva, se plantea una fórmula mixta para elegir representantes en los distintos poderes del Estado: el voto universal por criterio poblacional —un ciudadano, un voto— para circunscripciones uninominales y territorios departamentales (denominados interculturales), y la elección de representantes mediante usos y costumbres en los territorios de nacionalidades indígenas y originarias.

De acuerdo con Mayorga, se trata en realidad “de una combinación que, en ciertos aspectos no implica coexistencia sino diferenciación de los sujetos sociales y del sentido de la representación y la participación política, en tanto se efectúa una distinción entre democracia participativa indirecta y directa”.

Asimismo, la vaguedad y ambigüedad implícitas en la elección de representantes en función a los usos y costumbres de cada una de las naciones originarias, impediría formalizar efectivamente un sistema de representación política. Otro de los elementos que para Mayorga va en desmedro de la democracia representativa sería “la ausencia de partidos políticos y organizaciones ciudadanas como modalidades organizativas para la disputa electoral y la conformación de poderes públicos”.

Estos aspectos ponen en evidencia “el predominio del sujeto de la representación respecto al sistema de representación política de la sociedad, debido a la centralidad de una visión étnico-cultural que convierte la diferencia en diferenciación”, aspectos que debilitarían la representatividad del sistema político así como el Estado de Derecho.

Gonzalo Jordán

4 comentarios:

Mario R. DURAN CHUQUIMIA dijo...

felicitaciones por tu articulo muy necesario en estos tiempos, lo he reproducido en www.laconstituyente.org, tambien puedes enviarlo a debolivia(arroba)googlegroups.com para que se distribuya a 1000 emails de lideres de opinion bolivianos.

Anónimo dijo...

Excelente articulo lo pondre en facebook
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Anónimo dijo...

Muy buen post, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)

Anónimo dijo...

Buen articulo, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)